Cuando sumar y restar… dividen al sector salud.
La dinámica de control presupuestal en México es muy precisa y clara para los responsables de las finanzas públicas, dando un resultado de conflicto para los estados, que pretenden bajo las viejas prácticas, el pago de campañas o favores a proveedores y contratistas mediante contratos públicos.
La figura de validar las cuentas públicas y que la Auditoría Superior de la Federación realiza los análisis precisos no deja con grato sabor de boca a muchos funcionarios.
Y hoy, las entidades en su gasto público están bajo la lupa de falta de transparencia en la rendición de cuentas, dando como resultado que la opinión pública maneja dentro de su crónica, un mal concepto de la Administración Pública del estado.
Termina un sexenio más y tampoco se pudo evitar que la percepción de la corrupción en la administración pública bajara a niveles prometidos. Una tarea que nuevamente tendrá en el portafolio de pendientes el nuevo gobierno.
Esperemos los resultados de las dependencias y organismos que figuran en el sistema de salud, ya la excusa de la mala práctica por pandemia ha quedado atrás y es momento de poner en transparencias las cuentas finales de la finanzas y de la operación del estado.
Mientras tanto, preparamos un té de tila para los gobernadores que no han salido bien librados ante la observancia fiscalizadora.